Todo corredor de maratón sabe o ha escuchado que debe hacer trabajos de largos o llamados también de fondo para entrenarse ante una maratón.
Pero no muchos saben cuáles son los beneficios principales de este trabajo, ni tampoco “cuanto” es lo indicado para el objetivo de cada corredor.
Los “largos” son entrenamientos de más de 2 horas o entre 24 a 35 kilómetros midiéndolo en distancia.
Son entrenamientos que se deben hacer 1 vez por semana, o cada 2 semanas dependiendo del plan.
Estas corridas largas son fundamentales para un maratonista, ya que aportan con 4 beneficios principales dentro de un entrenamiento para tus 42k que no se logran con otro tipo de ejercicio:
- Grasa como combustible: El correr largas distancias nos genera el agotamiento del glucógeno en la sangre con lo que nuestro organismo comienza a trabajar como combustible principal la grasa para compensarlo. Este proceso natural es fundamental para un maratonista trabajarlo ya que una maratón tiene la gracia especial que sucede esto fisiológicamente, y lograr una máxima eficiencia es primordial para poder resistir correr los últimos km de una maratón llamados también “la muralla” por este mismo motivo.
- Aumento de los capilares: El correr lento nos permite en procesos largos generar el aumento del número de capilares que son los vasos sanguíneos más pequeños donde los músculos llevan el oxigeno y nutrientes necesarios para aguantar correr una maratón. El aumento del número de capilares es la clave para el aumento de nuestra resistencia y adaptación del cuerpo a ella.
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